En nuestro primer año recorrimos municipios, conocimos historias y tendimos la mano a quienes enfrentaban dificultades. Entregamos mercados a familias golpeadas por emergencias, ropa de cama a hogares de adultos mayores y apoyo económico a quienes atravesaban momentos críticos. Cada gesto, por pequeño que pareciera, llevó consigo un mensaje de dignidad y acompañamiento.

También vivimos la alegría de ver a treinta jóvenes de distintos municipios emprender un viaje único hacia el Reino Unido, gracias al programa de inmersión cultural y lingüística. Desde ASPAS, nos encargamos de que contaran con todo lo necesario para aprovechar esta oportunidad. Para muchos de ellos fue la primera vez que salieron del país, y hoy su experiencia es la prueba de que los sueños grandes se pueden cumplir.

La educación fue otro de nuestros pilares. Dotamos un aula de sistemas con veinte computadores en Sabana de Torres, beneficiando a quinientos estudiantes cada semana. Allí, donde antes las clases de tecnología se hacían con papel y lápiz, ahora hay un espacio digno y moderno que fortalece el aprendizaje digital. Así mismo, apoyamos el mejoramiento de escuelas rurales con pintura, bibliotecas y cubiertas que hoy ofrecen ambientes más adecuados para aprender y crecer.

Pero también entendemos que el desarrollo integral no se limita a los salones de clase. Por eso impulsamos el deporte, la cultura y la recreación como herramientas de transformación. Entregamos uniformes a equipos de fútbol, apoyamos actividades culturales y organizamos jornadas lúdicas que llenaron de color y alegría a las escuelas rurales. Cada experiencia fortaleció la creatividad, el trabajo en equipo y la integración de nuestras comunidades.

Al mirar atrás, sentimos un profundo orgullo: más de cinco mil niños y niñas de treinta y cinco municipios fueron beneficiados en este primer año. Más allá de las cifras, lo que nos emociona son las sonrisas, la gratitud y la certeza de que sembramos semillas que seguirán floreciendo en los próximos años.

ASPAS nació con la convicción de que Santander merece crecer con oportunidades más justas, con educación de calidad y con comunidades fuertes y unidas. Este primer informe no es solo un balance de gestión, es un testimonio de lo que ocurre cuando la generosidad y el compromiso se convierten en acción. Y es, sobre todo, una promesa: seguiremos trabajando cada día para que Santander siga creciendo.

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